A Dos Pasos del Infierno-Capítulo 6

Hola aurillas! aquí os dejo el siguiente capítulo de ADPI espero qe os guste y empecéis a hacer especulaciones de loq he creéis que les pasara a los oroyas :) y pos supuesto que me digas a cual de los dos preferís, sois mas de Carina o de Sandro?Ya me diréis ;D ¡Buen karma!

-No me lo puedo creer.-Digo con una expresión anonadada en el rostro.-No me puedo creer que pagaras a Kenza para que no solo te dijera que estás maldito si no también que yo soy tu vinculante, ¡y ella aceptó!
-Ya ves, le pagué.-Se encoge de hombros.
-¡Y además estando en pleno apogeo de la guerra!
-Le pagué mucho.-Ahora me miraba con los labios fruncidos y abriendo mucho los ojos.-Y la verdad, mucho me costó que no me matara antes de ver todo lo que tenía que ofrecerle.
-¿Con que le pagaste?-Sandro y yo nos habíamos subido a lo alto de una de las grandes pantallas de Picadilly Circus, con la esperanza de que nadie nos viera. Por toda respuesta a mi pregunta, Sandro se dedicó a mirar a la gente pasar, pero yo no necesitaba que me respondiese, sabía que solo había algo que Kenza aceptaría de él: esencias angélicas.
-Bueno, ¿qué hacemos ahora?
-Empezar a buscar.-Afirmó Sandro, sin apartar la vista de la avalancha de gente que se introducía dentro de la boca del metro, el crepúsculo ya empezaba a asomar.-Por Roma.
Lo miré escandalizada mientras se ponía en pie con aires importantes.
-Ah, no. No pienso ir a Roma.-Me puse en pie y le encaré.-Y menos aún contigo.
-Creía que ya habíamos pasado esa fase.-Sonrió de forma socarrona, de esa forma que me ponía tan nerviosa. Lo miré con los ojos entrecerrados.
-Para tu información Roma es el sitio con el número más elevado en población a lo que ángeles se refiere.-Su sonrisa se volvió más amplia.
-Que suerte que se me den mal los números.-Su rostro no era más que una máscara de burla que yo ansiaba arrancar de quajo.-Vámonos.
-Te he dicho que no pienso ir.-Le reproché mientras me cruzaba de brazos, él ya estaba extendiendo las alas.-Además, ¿qué pensarán si nos ven juntos?
-No me obligues a llevarte en brazos.-Sandro hacía caso omiso de mis quejas y se acercaba a mí con pasos vacilantes.
-No te atreverás.-Le advertí, poniendo mi brazo de por medio.
-Oh, claro que sí.-Y justo cuando iba a saltar estructura abajo, Sandro se abalanzó sobre mí, antes de que pudiera darme cuenta ya estábamos cruzando el Thames a gran velocidad.
-¿Iras volando por tu cuenta o prefieres que te lleve yo todo el camino?-Sandro se reía mostrando todos y cada uno de sus blancos dientes.
-Eres un idiota.-Le dije mientras me removía entre sus brazos llenos de músculos.-Suéltame.-Cuando lo hizo, estiré mis alas negras para planear a su lado, aunque a una distancia prudente.
-Mejor, por que pesas mucho.-Me acerqué a él para propinarle una fuerte patada en el hombro, a lo que él respondió con una sonora carcajada.-Capullo.
-Uau, me encanta tu variado repertorio de insultos.-Mi golpe no lo había inmutado lo más mínimo, y tampoco le había borrado esa horrible sonrisa de la cara.

Poco a poco veíamos como Inglaterra se quedaba atrás dando paso a Francia, Suiza y después Italia. Había visitado este país solo un par de veces, no me gustaba demasiado, por alguna extraña razón me intimidaba demasiado, y sabía que no solo era por la enorme presencia de ángeles, si no por el lugar en si.
Poco a poco comenzamos a descender hasta que quedamos a la altura de los edificios, aun eran altas horas de madrugada, por lo que no había nadie que pudiera vernos deambular por ahí.
-¿Qué te parece si dormimos en la cúpula del vaticano?-Me preguntó Sandro, acercándose un poco a mi posición.
-Ni de coña.-Esa era otra, a los demonios las iglesias nos ponían los pelos de punta, y a mí no solo eso, me daba la sensación de que allí no era bienvenida, de que debía de ser expulsada, y con razón.
-Vale...-Decía Sandro, sofocando una risa entre dientes.-Pero en algún sitio tendremos que dormir.
-¿Y que tal en el cementerio de la ciudad?-Ahora era yo la que sonreía de forma socarrona, los ángeles detestaban los cuerpos sin esencia.
-No pienso dormir en un cementerio.-Replicó con cara de asco.
-¿Y la plaza de España?-Era un sitio del que había oído hablar, y según tenía entendido varios vagabundos dormían entre sus rincones, por tanto, si alguien nos llegaba a ver, no sospecharía.
-De acuerdo.
Sin más preámbulos serpenteamos por entre los edificios hasta llegar a la gran plaza, una vez aterrizamos buscamos dos bancos retirados en los que poder dormir, sinceramente prefería dormir ahí que en un hotel. 
-Duérmete pronto-me decía Sandro-mañana tendremos que despertarnos antes de que empiece a llegar la gente.-Él ya estaba acurrucado en su banco de piedra y cubierto con sus alas mientras yo me cubría con la chaqueta.
-Sandro, ¿puedo hacerte una pregunta?
-No.-Tenía los ojos cerrados.
-¿Por que acudiste a Kenza? ¿Por que no acudiste a ninguno de los tuyos?
Sandro suspiró y abrió los ojos, pero no se incorporó.
-En la Tierra no hay ángeles que se ocupen de esa hechicería, y allí arriba no soy bien recibido.-Su respuesta me sorprendió, por eso no pude evitar seguir preguntando.
-¿Eres un ángel caído?
-Yo no he dicho eso, ahora duérmete.
Así que sin decir nada más acabé de acurrucar bajo mi chaqueta y mis alas, pero no tenía pensado dormir esa noche. No iba darle a Sandro la oportunidad de matarme mientras dormía, no tendría esa satisfacción.
Los minutos iban pasando y los ojos se me cerraban lentamente, yo los obligaba a mantenerse abiertos, pero por alguna razón ellos habían decidido hacer huelga esa noche. 
Y, finalmente, caí rendida.

Noté como algo me pinchaba en el hombro, y rápidamente me incorporé y lo retorcí hasta fracturarlo con solo un golpe de muñeca, y todo con los ojos cerrados. Al abrirlos, observé la un trozo de un palo hecho trizas y la otra mitad de éste en la mano de Sandro.
-Buenos días.-Dijo éste con aire socarrón mientras tiraba el palo a un lado.
-Podrías haber sido más cuidadoso a la hora de despertarme.-Le reproché mientras me frotaba los ojos cansados, al final no había resistido ni la mitad de la noche.
-¿Y arriesgarme a que ese palo hubiese sido mi brazo? Sí, claro.-Hice una mueca y suspiré con desesperación.-Vamos, levántate, tenemos que empezar a buscar.
-¿Y que se supone que vamos a buscar exactamente?-Le pregunté mientras volvía a ponerme la chaqueta, tendría que acordados de pasar por una tiende a coger ropa.
-Recuerdos.-Respondió, al ver que yo me quedaba igual se explicó.-Kenza me explicó que puede que la maldición forme parte de un recuerdo que hemos olvidado, así que debemos buscar cosas que nos ayuden a recordar. De modo que vamos a empezar por los museos.
-¿Museos?-Él asintió.-Tienes que estar de guasa.
-Para nada. Vamos, piénsalo, nosotros formamos parte de la mitad historia de medio mundo.-Lo sopesé un par de minutos hasta que me di cuenta de que tenía razón, ambos habíamos presenciado grandes hechos de la historia humana, tales como la revolución francesa, impulsada mayormente por los demonios y aplacada por los ángeles, una larga y complicada historia.
-Está bien-dije con un suspiro-¿por donde empezamos?
-Por el que nos quede más cerca.
Tuvimos que esperar varias horas hasta que los museos comenzaran a abrir y en cuanto lo hicieron los visitamos uno por uno, intentando no perdernos ni un cuadro, ni una escultura, ni un escrito, intentando recordar. Pero todos los esfuerzos resultaron en vano, no encontramos nada que nos sirviera de ayuda ni nada que nos revelase algo importante, solo un montón denigras que nos llevaron a innumerables discusiones.
-¿Me estás diciendo que Cavour hizo mal en proclamar la guerra a Austria para anexares Lombardia?-Íbamos caminando por las calles mientras discutíamos sobre un cuadro en el cual aparecían Garibaldi y el rey Víctor Manuel.
-No, no estoy diciendo eso.-Lo que intento decir es que podría haber conseguido al unificación de Italia de otra manera.
-Ya claro, lo que pasa es que estás celoso por que ese triunfo nos lo llevamos nosotros.-Le dije riéndome y regodeándome.
-Sí pero, ¿cuál es el país con el número de población más elevado en lo que a ángeles se refiere?-Me miraba de reojo y alzaba las cejas, era obvio que era una pregunta retórica, pero tan pronto como lo dijo noté el peso de una mirada sobre mí y me detuve.
Al girar la cabeza observé como un hombre de mediana edad caminaba rápidamente hacia mí, podía ser un ciudadano cualquiera, pantalones vaqueros, camisa a cuadros, de no ser por esas enormes alas blancas. Y antes de que pudiera reaccionar, ya se abalanzaba sobre mí al tiempo que materializaba su espada.k

CONVERSATION

4 comentarios:

  1. O: ahhh noooo que pasó. Publica lo mas pronto posible, quiero saber que pasa después. Ahhhhh, quien era ese ángel, seguro pensó que ella quería atacar a Sandro. Cuidate, besos, adios.

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  2. Me gusta la forma en que escribes, tu blog es increible, espero publiques pronto, ya me leo todo, me llevo tu boton
    Saludos.

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  3. eh niña! Menos infierno y mas secretooos!
    jajaja bueno menos infierno no,pero mas secretos si :)

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  4. me he quedado en ascuas!!
    sandro me cae bien!! es un tanto comico!.
    espero el proximo capitulo!!

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