Capítulo 12- Secretos a Gritos

Bueno, puesto que ha habido mucha demanda por el siguiente capítulo de SAG he decidido complaceros (vale, si Elena me ha estado presionando) asi que aqui lo tenéis, espero que lo disfrutéis y ¡buen Karma!

Por cierto, me gustaria que mientras leeis el capítulo escucháseis esta canción, y si lo podéis hacer segun lo cuenta Laura mejor, ya que así os meteréis más en la historia.

Entramos en el comedor y Elena ya se estresa. odia los lugares con comida, de hecho dice que odia comer, algo que siempre le reprochamos Dionís, su mejor amigo, y yo, un día hicimos que se comiera una barrita de chocolate a la fuerza. El caso es que son las siete de la mañana y Ali, Elena y yo no podemos estar más dormidas.
Nada más entrar en el comedor veo a Jesper por el rabillo del ojo, sentado junto a Andreu, pero no le miro directamente, a pesar de que se que él si lo está haciendo. Me dirijo a las mesas, no tengo mucha hambre pero pese a eso cojo un par de panecillo y una napolitana de chocolate.
Ali hace un amago de sentarse en la mesa de Andreu y Jesper, pero sin que tenga que decirle nada toma otra dirección y yo se lo agradezco con la mirada. No hemos hablado de ello, pero Ali me conoce lo suficiente como para saber que no quiero hacerlo, no de momento, la verdad es que entre nosotras no son necesarias las palabras.
-¿Creéis que habrá mucha gente?-Dice Elena, yo me encojo de hombros pero Ali responde.
-La verdad es que no lo creo, no es que esta sea una ciudad que se interesa mucho por este tipo de eventos.-Ellas siguen hablando y discutiendo sobre el tema mientras que yo le doy vueltas a mi desayuno sobre el plato. Me he sentado de espaldas a Jesper, no quiero verle, pero es como si notase el peso de su mirada sobre mi nuca, no me giro, pero sigo sin entender que le ocurre, ¿acaso el tutor pudo decirle algo después de que lo echara?
-Laura-dice Ali-¿has acabado? Tenemos que pasar por recepción antes de coger el autobús.
Asiento y las tres nos levantamos, atravesamos el comedor y nos dirigimos al vestíbulo del hotel, justo cuando entramos los ojos de Elena se abren como platos y mira hacia la parte más alejada de la sala.
-¡Un piano!-Exclama, exhaltada, antes de que Ali o yo hayamos podido decirle algo sale corriendo.
-Ve con ella-dice Ali, yo iré a recepción.
Elena ya está sentada sobre el taburete negro cuando yo llego al piano, es de cola, tan grande y majestuoso que solo mirarlo infunde respeto, su color negro con destellos dorados hace cualquiera deseé tocarlo, me apoyo sobre él y Elena levanta la tapa de las teclas.
Sé que melodía está tocando, ya se la he escuchado varias veces, Summer, es una melodía alegre, llena de vida, y ella la toca de una manera inconfundible, es capaz de arrancarme una sonrisa solo con tocar esa suave melodía, cada vez que le oigo tocarla me entran ganas de cerrar los ojos y dar vueltas sobre mí misma como si estuviera bajo la lluvia. Sus dedos se mueven con destreza, acariciando todas las teclas con suavidad, no se por que dejé de tocar yo, bueno, si que lo se.
Empieza la parte lenta, una melodía un poco más triste, y alguien entra en el vestíbulo, observo a Jesper, y él me mira a mí, con unos ojos que no se exactamente que intentan decirme, me pongo recta y la melodía se hace más viva, Jesper se muerde el labio. pienso que va a acercarse, me separo del piano, pero entonces su expresión cambia, infunde tristeza y sin dar otra señal se vuelve a marchar.
La melodía de aviva poco a poco, Elena sigue ensimismada en las teclas y la canción, como el verano y muchas otras cosas, se acaba, dejándome con un sabor de boca que no se distinguir, y pienso que sus ojos parecían decir "te echo de menos".

El lugar está a rebosar, hay un monton de familias, colegios o empresarios caminando de un lado al otro, todos llevamos una camiseta y una chapa que indica que somos expositores, nuestro estand no es muy grande pero nos las arreglamos para meternos en él y explicar con comodidad a los visitantes, en mi puesto está conmigo Dionís, el mejor amigo de Elena, la verdad es que cada vez nos llevamos mejor, me gusta su forma de ser y en mi opinión es un chico realmente inteligente, siempre he creído que él y Elena deberían formar pareja.
-¿Laura me puedes pasar esas tablas numéricas?-Me pide, yo asiento y se las doy. Dos puestos más al fondo está Jesper con otra chica, hablan, y sus ojos se posan una milésima de segundo sobre mí, pero es un instante casi imperceptible.-Esto está a tope, ¿eh?
-Sí, la verdad es que sí.-Reconozco, mirando a la gente que pasa.
-Reconócelo, no paras de mirar a ese chico.-Dionís hace una seña con la cabeza hacia un hombre que está apoyado en la pared con postura "sexy", tiene barba de dos semanas y barriga cervecera, Dionís me da un empujón.-¡Reconocelo!
-¡Pero que va!-Me río y le empujo también, el se ríe de nuevo.
-Pero si se que no puedes resistirte.-Moja los dedos en un vaso de agua que tiene cerca y me salpica, yo pongo cara de incrédula y hago lo mismo, al rato estamos prácticamente empapados, pero acabamos fundiéndonos en un abrazo de reconciliación y por encima de su hombro distingo los ojos de Jesper, pero me niego a mirarlos.

-Laura-Elena y Ali se acercan a mí y me cojen por los hombros-mira ese chico de ahí.
Miro al estand de enfrente, hay un chico apoyado sobre la mesa, alto, delgado, moreno y con una barba incipiente.
-Es mono.-Digo, y en el momento en el que pronuncio esas palabras el chico se gira y me mira, las tres riendo nos giramos y nos mostramos realmente interesadas en el poster que está colgado en la pared.
-Bueno Laurita-dice Ali-casi mejor te dejamos aquí con tus cosas.
Yo me rio y vuelvo a sentarme, entonces el chico de enfrente se acerca a mi puesto, sonríe.
-Hola.-Dice.
-Hola.-Respondo, también le sonrío.
-Oye, ¿qué hacéis aqui?
Desde mi sitio le explico en que consiste nuestro proyecto y todo lo que hemos preparado, le explico cada uno de los puesto y lo que se trabaja en cada uno, él asiente, interesado. Cuando llego al puesto donde están Ali y Elena éstas me sonríen y alzan las cejas, después paso al de Jesper y lo explico lo más rápido que puedo.
-Y eso es todo.-Acabo, me cruzo de brazos sobre la mesa y el chico de enfrente apoya las manos sobre la misma, acercándose un poco más.
-Habéis hecho un trabajo increíble, por cierto ¿como te llamas?
-Laura, ¿podemos hablar?-Miro a mi derecha, Jesper está de pie al lado de mi puesto, con una cara que muestra de todo menos simpatía, yo alzo las cejas.
-No creo que ahora sea un buen momento.-Le contesto, exactamente como lo hizo él el día anterior en su habitación. Él, aparentemente sorprendido, se da la vuelta y vuelve a su puesto, yo me giro hacia el chico.
-Ya sabes mi nombre, ¿y el tuyo?

-¿Crees que podemos hablar ahora?
Jesper está a mi lado en uno de los estands que están bastante lejos del nuestro, me han dado un rato libre, se ve que a él también. Lo miro y me cruzo de brazos.
-Te escucho.
-Me parece increíble lo que has hecho.-Me dice, muy tranquilo.-
-¿Perdón?-Me descruzo de brazos.
-Lo que oyes, ponerte así a tontear con un tío.
-¡Solo estábamos hablando!
-Ya claro, y yo me chupo el dedo, ¿te ha pedido ya el número?
-Mira Jesper no seas niño, si te pones celoso por que un tío me hable es problema tuyo no mío, ¿que pasa, que yo soy tuya pero tu no eres mío?
-Sabes de sobra que sí soy tuyo.-Aquello me coge por sorpresa, los ojos de Jesper se ablandan y se que lo dice enserio, pero yo hago como que no le oigo.
-Además, que yo sepa has sido tu el que ha dejado incluso de mirarme sin ninguna explicación.
-Hay una explicación.
-Pues estoy deseando oírla.
-Yo...-Aparta sus ojos de los míos.-No puedo.
-¿No puedes que, Jesper?
-No se como explicartelo.-Alzo las cejas y el vuelve a mirarme, se acerca a mí y me agarra por los hombros, pienso en soltarme pero no lo hago, se acerca y me besa, si hubiese sido inteligente me habría apartado, pero no lo soy, así que me fundo entre sus brazos, lo he echado de menos, más de lo que jamás admitiré, debería sentirme idiota por dejar que me recupere tan rápido, pero lo cierto es que no aguanto más sin estar con él, dejo que me agarre y recorra mi boca con sus labios.-Te quiero,-dice-eso es todo lo que se explicarte, se que todo lo que he hecho no ha estado bien, me he odiado a mí mismo durante toda la noche por no saber como decirte las cosas y haberme comportado como un crío, dame solo dos días y en dos días te lo explicaré todo, te lo prometo.
Yo sonrío sin poder evitarlo y asiento hasta callarle con otro beso fugaz, él me abraza mientras me dice que lo siente y me pide perdón una y otra vez, finalmente volvemos al estand juntos. Y entonces recuerdo algo, no le he preguntado por la foto de mi hermano.