Continuación Capítulo 2,3 y 4-Secretos a Gritos

He aquí la continuación de Secretos a Gritos, puede que haya algunos cambios en los capitulos 3 y 4 pero ya se vera, de momento os dejo esto para que os hagais una idea :) Por cierto, en esta historia la mayoria de los personajes se llaman como mis mejores amigos y todos tienen sus mismas personalidades, pero todo lo que ocurre en la trama es ficticio. ¡Buena Lectura! :D

Continuación capítulo 2
-¿Hola?¡Tierra llamando a Laura! ¿hay alguien ahí?-Las palabras de Marina me hacen volver al momento, la miro. Ella me está observando con las cejas alzadas y los brazos cruzados, yo hago una mueca. A estado hablándome y yo en mis nubes.
-Lo siento.-Le digo, poniendo ojos de cachorrito.
-¿Se puede saber que te ronda por la cabeza?-Volvemos a caminar, estamos solo a un par de calles de la academia y Marina camina deprisa, por que volvemos a llegar tarde, Diva nos va a matar.
-Nada.-Le digo con el tono más indiferente que puedo, pero no sirve de nada, mi amiga me mira con cara de circunstancia y yo resoplo vencida.-Es que… Andreu me ha invitado el sábado a dormir a su casa con Ali para celebrar Halloween, y también a invitado a Jesper.
-¿Y?-Marina alza los brazos.-Tu dijiste que esta buenísimo, es la oportunidad perfecta para ligartelo.
-Ya, pero seguro que es un capullo, además no me cae bien.-Hago un gesto negativo con la cabeza y mi mejor amiga suspira.
-Laura, ambas sabemos que si te pide para quedar le dirás que sí sin dudarlo, aun pensando que es un capullo, reconócelo,-me mira y al ver que no respondo continúa hablando- además casi ni le conoces, cuantas veces has hablado con él, ¿dos puede que tres?
Intento no mirarla mientras entramos en la academia, más que nada por que se que tiene razón. Pero esta vez estoy convencida de que será diferente, no pienso hacerlo.
-Llegáis tarde.-Diva está de pie frente a nosotras, con las manos en las caderas y dando golpecitos con el pie en el suelo. Lleva unas Nike de baile debajo de unos pantalones anchos vaqueros de los Dickies y una camiseta que marca sus delgadas curvas. Marina y yo nos reímos al ver su semblante serio, Diva nunca se enfada.-Ala venga, a matar el cuerpo.

Al entrar en casa me viene una idea, una última esperanza para escaquearme de la noche del sábado, estoy segura de que funcionará.
-¡Mamá ya estoy en casa!-Mi madre atraviesa la entrada desde el salón para meterse en la cocina. Lleva los clásicos vaqueros con una camisa blanca arremangada por los codos, muy elegante y, pese a que son casi las ocho de la noche, aun no se ha quitado sus gafas Ray-Ban de la cabeza.
-Hola, cariño ¿qué tal ha ido la clase de baile?-Me dice mientras saca la pizza del horno y la pone sobre la mesa blanca de nuestra cocina. Yo voy detrás de ella para poder sentarme y agarrar el primer trozo antes de que llegue mi hermano.
-Como todos los días, mañana volveré a tener agujetas. Pero tenemos que preparar la exhibición.-Le doy un mordisco a la punta de la pizza, quema, enseguida agarro el vaso de agua que mi madre a puesto sobre la mesa y me lo llevo a la boca.
-¿Cuándo es?
-Dentro de unos pocos meses.-Contesto mientras le soplo a la pizza de jamón york con queso. Entonces decido poner en marcha mi plan.-Mamá, Andreu me ha invitado a dormir con Ali este sábado a su casa, ¿puedo ir?
-Claro.-Dice ella mientras mete una segunda pizza margarita en el horno, como yo me había esperado.
-También ha invitado a Jesper.-Mi madre frunce el ceño, ella sabe que Ali y Andreu están saliendo, se me escapó un día, y es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que lo que suele pasar entre dos adolescentes que van de carabinas, y yo se que ella es muy chapada a la antigua en estos temas. Cruzo los dedos.
-¿El chico nuevo?-Yo asiento, dando un segundo mordisco a la pizza.-Oh, seguro que lo pasais muy bien.-Mierda, no ha funcionado. Estoy pensando que más decir con tal de que por una vez no me deje ir a un sitio, y cuando voy a abrir la boca mi hermano entra en la cocina.
-¿Ya has empezado a cenar?-Lo miro y se que no es una pregunta, si no una queja, en temas de comida él nunca bromea. Mi hermano mide metro treinta y cinco como mucho, va en pijama y el pelo le chorrea por culpa del agua de la ducha, acaba de volver del entreno. Solo tiene nueve años y mi madre quiere convertirlo en el futuro Roger Federer, aunque sí es cierto que el niño tiene habilidades.-Dame un trozo.-Me ordena, yo le miro alzando una ceja y a continuación le ignoro, pensando solo en que no voy a poder escapar de una noche de tortura.



















Capítulo 3
El resto de la semana me la paso rezando para que el sábado tarde lo más posible en legar, solo por una vez en mi vida, pero cuanto más lo pienso me da la sensación de que más rápido pasa el tiempo.
Marina no para de decirme que debo hablar más con Jesper, conocerle, pero el único contacto que hemos tenido desde la primera vez que hemos hablado ha sido cuando me dijo que se me había caído el cartapacio y que éste se había abierto, debo decir que me había ayudado a recogerlo y que eso es un punto a su favor. Y hoy, cuando al acabar las clases se ha acercado a mí con la mochila echada al hombro y me ha dicho: “Te veo mañana, Laura.” Yo me he limitado a asentir y a sonreír.
Y es cuando estoy delante de la puerta de Andreu es cuando me doy cuenta de que ya no tengo escapatoria, que no hay marcha atrás. Respiro y pulso el timbre, y ¿quién me abre?, podría haber sido Andreu, Ali, su gato, quien sea, pero no, me abre el mismísimo Jesper, como si fuera su casa.
-Hola Laura.-Me sonríe son esos dientes blancos alineados perfectamente y clavando sus ojos azules en los míos.
-Hola Jesper.-Sonrío, supongo que si vamos a pasar la noche todos juntos y se va a unir al grupo tengo que hacer una esfuerzo por portarme bien. Doy un par de pasos y entro en la casa.
-Ali y Andreu están el salón.-Me dice mientras lleva la mano a mi hombro, por donde pasa la cina de mi bandolera.-Dame esto, yo te la llevo.-Y sin que yo pueda contestar, me quita la bandolera y empieza caminar por el pasillo hasta la habitación de Andreu. No puedo evitar que la situación me parezca rara, ya que estoy segura de que he estado en esa casa muchas más veces que él.-Vamos, Andeu ya ha hecho palomitas.
-Laura, ¿eres tu?-Observo la negra melena de Ali asomarse por la puerta y sonrío.
-Sí, soy yo.
-¡Ven vamos al salón!-Me hace gestos con la mano para que me acerque, yo camino hacia la puerta y antes de salir después de mi amiga me giro hacia Jesper.
-¿Vienes?
-Sí, ahora iré.-Contesta mientras se acerca.-Aunque antes voy a asegurarme de que tenemos algo que cenar esta noche.- Sonríe, y yo me encojo de hombros antes de salir disparada hacia la sala de estar.

Deben ser las dos de la mañana y ya vamos por la cuarta peli de miedo y nos hemos comido dos pizzas familiares. Andreu se ha molestado en decorar su casa para la ocasión, las paredes están llenas de telarañas de plástico, murciélagos, calabazas y pequeñas brujas de cartulina y sobre las estanterías hay varias velas encendidas. A plena luz del día no impresiona mucho, pero a esas horas de la noche crea un amiente bastante sombrío.
-¡No lo hagas! ¡No! ¡NO!-Ali y yo damos un brinco al ver como una niña de aspecto infernal le clava un hacha a un hombre en la mitad de la cabeza. Ali se refugia en el hombro de Andreu y yo no puedo evitar un coger un cojín que tengo a mis espaldas y taparme la cara con él. Entonces escucho a alguien reír entre dientes. Alzo la vista, Jesper me mira de reojo y se ríe.
-¿De que te ríes?-Le digo, se supone que es una peli de miedo.
-De ti.-Me dice, yo frunzo el ceño ante su franqueza y él dirige de nuevo la vista hacia el televisor.-Vamos, es evidente que es falso.
-¿Y qué? Da miedo.-Trago saliva, y él vuelve a reír. Yo intento acabar de mirar la película sin mirar a los dos tortolitos que se dan el lote a mi derecha y al prepotente que se troncha de risa a mi izquierda.
-Chicos yo ya no puedo más.-Dice Andreu mientras apaga la tele y se frota los ojos.-Estoy destrozado, ¿nos vamos a dormir?
-Lo que a mi me extraña es que sigas teniendo labios.-Le digo mientras río a carcajadas y empiezo a sacar mi saco de dormir para extenderlo sobre el suelo. Por el rabillo del ojo puedo observar como Ali se sonroja y Andreu sonríe orgulloso.
Mientras Ali coloca su saco al lado del mío no puedo evitar observar cómo Andreu le da un codazo a Jesper, éste hace un gesto negativo con la cabeza, mirando al suelo. Mi amigo frunce el ceño y después se gira hacia su novia.
-Eh, Ali.-La interpelada se gira y Andreu da golpecitos en el sitio vacío al lado de su saco de dormir.-Ponte a mi lado, Jesper tu puedes ponerte allí al fondo, al lado de Laura.
Y antes de observar como Jesper agarra su saco y empieza a serpentear entre los cuerpos tirados en el suelo me tapo y cierro los ojos, deseando no tener pesadillas esta noche.

Me despierto en medio de la noche, mis ojos tardan unos escasos segundos en adaptarse a la oscuridad, bañada solo por la luz que entra por el cristal de la terraza, pero ¿no la habíamos cerrado antes de acostarnos? Seguramente no, aun así, necesito un poco de aire, me levanto y hago malabarismos para intentar no pisar a mis amigos, que duermen como troncos, y llegar a la doble puerta de cristal.
Fuera hace frío, algo normal ya que estamos a finales de octubre y solo llevo un pijama de pantalón largo negro y una camiseta de manga corta de los Beatles. Un ruido próximo a mí me llama la atención y me pone alerta. Inclino la cabeza para poder mirar detrás de la esquina del patio.
Lo único que alcanzo a ver es una pequeña nube de humo ascendiente, de un cigarro, doy un par de pasos y me aproximo. Poco a poco puedo ver la punta de un pelo rubio, un trozo de cara y un cigarrillo posado sobre unos labios carnosos y rosados.
-¿No deberías estar dormida?-Jesper no aparta la mirada del cigarro que sostiene frente a él y sonríe.
-¿Fumas?-Le pregunto, eludiendo su pregunta. Entonces él se gira y me sonríe.
-Sí.-Hago una mueca, seguro que es uno de esos chicos a los que les gusta fumar para hacerse los guais.-Es un mal vicio que cogí de mi madre.
-Entiendo.-Aunque sigo barajando la teoría de chico guay en mi mente.
-¿Qué haces aquí?-Dice, volviendo a su pregunta inicial.
-Me he desvelado y necesitaba un poco de aire.-Me encojo de hombros.
-Entiendo.-Él imita mi tono de voz, me mira y sonríe. No puedo evitar que eso también me haga sonreír. Jesper levanta la cabeza y mira al cielo nocturno, la luz de la luna ilumina parcialmente su rostro y el viento agita suavemente sus cabellos, él cierra los ojos y respira. No puedo evitar que esa imagen me cree un hormigueo en el estómago, me doy cuenta de que Jesper es más que guapo. No Laura, basta.
-¿Echas de menos Inglaterra?-No, no hago caso a mi cerebro, tengo la necesidad de hablar con él, de que me cuente algo.
-Sí.-Abre los ojos y sonríe, girándose levemente para encararse a mí. Lleva un pijama de pantalón largo de cuadros blancos, rojos y negros junto con una camiseta blanca, a cualquier persona le quedaría mal o ridículo, pero no a él.-La verdad es que las noches son más bonitas en Chichester, no te ofendas.
-No me ofendo.-Río entre dientes, ahora no puedo evitar sentirme avergonzada con cada una de sus palabras.
-Tendrías que verlas.-Jesper vuelve a alzar la vista al cielo.- Las estrellas brillan como en ningún otro sitio, el aire es puro de verdad, nada que ver con el de las ciudades, y la luna-hace una pausa-la luna se ve más hermosa que en cualquier sitio desde el que la hayas podido ver.
Miro hacia arriba. Lo único que puedo ver es media luna tapada por las nubes y dos o tres puntitos que intentan ser estrellas. Después miro a Jesper, sigue sonriendo, me da la impresión de que siempre lo hace, y entonces cambio de opinión. Jesper no es de esos chicos que fuman para hacerse los guais, no es un prepotente ni un creído, parece casi… profundo.
-Tal vez algún día.-Le digo sonriendo levemente, él me imita y baja la vista hacia mi semblante.
-Tal vez.-Ensancha la sonrisa y tira el pitillo al suelo para después pisarlo.-Venga, volvamos dentro.




















Capítulo 4
Miércoles, 3 de noviembre. Meto la llave en la cerradura mientras me quito uno de los auriculares que expulsan música rock a todo volumen.
-¡Laura! ¿Ya has llegado?-Mi madre me habla desde la cocina. Entro en casa y dejo caer la mochila debajo de la mesilla de la entrada y empiezo a entrar en la cocina.
-¡Sí!-Al entrar veo a mi madre friendo unos huevos con patatas fritas en la sartén,s in necesidad de preguntar sé que es mi comida, de modo que me siento en la silla y espero.
-Escúchame.-Se estaba saltando el interrogatorio habitual de “¿qué tal te han ido las clases?” así que intenté poner cara de interés mientras empezaba a engullir las patatas fritas.-El fin de semana que viene es la comunión de Toni.
-¿Una comunión? ¿en noviembre?-Digo mientras mojo pan en los huevos y me lo llevo a la boca.
-Sí, la gente es muy rara.-Mi madre se encoge de hombros.-El caso es que nos han invitado a los cuatro y tienes que ir.
-Ah no yo, no voy.-Hago un gesto negativo con el tenedor ante de volver a pinchar patatas.-Ni en broma.
-Oh ya lo creo que sí. Te he traído un vestido.-Señala a la pared con la espátula que usa para limpiar la vitro en un gesto imperativo.-Cuando vuelvas de baile subes con Marina y te lo pruebas.
Genial, voy a tener que aguantar todo un día en una de esas fiestas en las que no conozco a nadie y sin embargo debo fingir que estoy encantada de estar ahí. Resoplo y acabo de meterme el último bocado de huevos fritos en la boca. Llaman al telefonillo.
-Es Marina.-Digo mientras me pongo en pie y agarro la bandolera.-No le abras ya bajo directamente.-Y sin esperar a que conteste agarro las llaves y salgo por la puerta. Mi madre sabe que estas cosas no me gustan un pelo, de modo que me las suelta cuando pocos minutos después tengo que salir de casa.
-¡Hola!-Marina esta frente a mí y ya comenzamos a caminar. Lleva esos pantalones grises que ese le caen a tiras por los agujeros de la rodillas, una camiseta blanca larga y sus Reebook de baile lilas a conjunto con su chupa de cuero.
-Hola.-Le contesto, intento no hacerlo en un tono muy enfadado, ya que no quiero tomarla con ella, pero esta cosas me cabrean profundamente.
-A ver qué pasa ahora.-Marina las caza al vuelo, eso me hace sonreír.
-Nada, mi madre me acaba de decir que este fin de semana no, el siguiente, tenemos comunión.-Le cuento haciendo un gesto de exasperación.
-Que mierda.-Dice ella, haciendo una mueca. Ella sabe cuanto odio disfrazarme para este tipo de eventos y yo sé que ella también comparte esa opinión.-Pero bueno, oye, ¿cómo fue el sábado?
-Muy bien.-Su pregunta me hace mirar hacia abajo y sonreír. Marina se para en seco y me agarra del brazo, abriendo unos ojos como platos.
-¿Muy bien? Espera un momento, habéis hablado, ¿a que si?
-Sí, hemos hablado.-No me molesto en andarme con rodeos.
-Seguro que ya te gusta, ¿a que sí?.-Mi amiga alza las cejas.
-¡No! Ya te dije que esta vez será diferente.
-Ya, seguro.-Antes de que pueda decir nada Marina ya se ha metido en la academia.

-Bueno, ¿qué te parece?-Doy una vuelta sobre mí misma para que Marina pueda apreciar todos los ángulos del vestido negro. Mi mejor amiga se ríe.
-Pareces la emperatriz del mal.-Suelta una carcajada y yo le saco la lengua. El vestido me llega por encima de la rodilla y se ciñe a mi cintura, marca mis brazos con un corte recto y lleva un pequeño volante que me gustaría arrancar en el hombro derecho.
-Cállate y ayúdame a quitármelo.-Le digo mientras me pongo de espaldas a ella y me aparto el pelo de la espalda.
-No, ahora enserio, te queda muy bien.-Cuando ya me lo he quitado y me he puesto mis pantalones me giro y le sonrío.-Tengo que irme.
-¿Ya?
-Sí, me están esperando en casa.-Marina se encoge de hombros mientras agarra la bandolera.-Te llamo mañana, ¿vale?
-Vale.-Mi amiga me lanza un beso y desaparece por la puerta de mi habitación. Yo resoplo y me siento en la silla del escritorio.
No tengo ganas de hacer los deberes, así que abro el portátil y lo enciendo, no puede ser más lento. Empiezo a repicar con los dedos sobre la mesa mientras miro por la ventana, la luna empieza a aflorar, pero no se ve más que una pequeña parte de ella. La conversación con Jesper me viene a la mente, me siento mal por haberle juzgado de antemano de aquella manera, pero sé que no debo demorarme mucho más en su recuerdo, ya que es imposible que un chico como él se interese por mí.
Un sonido, por fin se ha encendido, introduzco rápidamente la dirección de mi correo electrónico en la página del Messenger y espero pocos segundos. En cuanto entra recorro con la vista mi lista de contactos, no hay nadie interesante, entonces aparece una ventanita, una petición.
Jesper.speelers@hotmail.com
Abro unos ojos como platos, ¿cómo ha conseguido mi Messenger? En fin, da igual, ¡me ha agregado!, aunque detengo ahí el pensamiento, es uno del grupo, un amigo, claro que me ha agregado. Le doy a aceptar y vuelvo a revisar la lista de contactos, ¡está conectado! No, Laura, espera, espera a que él te hable.
Me echo hacia atrás y espero, espero cinco minutos y luego diez, nada. Será mejor que vaya a por una coca-cola, así que me levanto y saco una de la nevera, la abro con toda tranquilidad y vuelvo lentamente a mi habitación. Cuando entro, lo hago a toda prisa, ya que veo una línea naranja brillando en la parte inferior de la pantalla del ordenador.
"Hola, he llegado a casa." Es Marina, resoplo y la saludo, seguro que si me hubiera visto me hubiera pegado dos collejas.
Me vuelvo a llevar la coca-cola a la boca cuando aparece una nueva ventanita a la derecha.
"Hola. ¿Cómo estás?" Salto en la silla y dejo la coca-cola encima de la mesa, es Jesper. Decido esperar quince segundos antes de contestar, pero a los siete no aguanto más y le saludo.
"Oye, me tengo que ir a cenar." Mierda, si a penas le he preguntado nada. "Así que te lo pregunto rápido, quería saber si te apetecería venir al cine conmigo este sábado. Por favor no digas que no."
Me quedo inmóvil, no puede ser, no me lo puede estar pidiendo. Vale, Jeper no tiene novia, pero hay muchas chicas guapas en clase como para que se fije en mí, yo no soy la típica chica delgadísima y con una gran mata de pelo, en lugar de eso soy una chica de metro sesenta y tres demasiado blanca y con unos brazos y piernas dignos de una jugadora de tenis. Llevo las manos al teclado.
"Pues claro." Me alegro de que Marina no esté aquí.

Al día siguiente entro en clase y busco a Jesper con la mirada, no está. Como he llegado bastante tarde casi al momento suena el timbre, de modo que al ver entrar al profesor de química me siento en mi silla y empiezo a sacar mis libros. Entonces llaman a la puerta.
-¿Se puede?-Jesper asoma la cabeza por la ranura de la puerta. El profesor asiente y él entra en la clase, yo le sigo con la mirada sin poder apartar los ojos de él, y antes de sentarse me mira y sonríe.
Durante la clase intento concentrarme en lo que el profesor explica y apunta en la pizarra, pero no lo consigo, los ojos se me desvían hacia la izquierda sin que pueda controlarlos. Y cuando Sonia roza mi brazo me sobresalto.
-Toma.-Me tiende un trozo de papel perfectamente doblado con mi nombre escrito sobre él. Lo agarro y le doy las gracias.
Pongo el trozo de papel sobre el cartapacio para disimular y lo desenvuelvo con cuidado. “Tengo ganas de que llegue el sábado.” Sonrío mirando la nota hasta que me doy cuenta de lo estúpida que parezco, alzo la vista y veo como Jesper me sonríe, me giro e intento que no vea como me sonrojo.
“Yo también.” Escribo, entonces llamo a Sonia y le pido que por favor le pase la nota a Jesper, espero a que la nota haga su recorrido y después aguardo su reacción, Jesper desdobla el papel y sonríe tan estúpidamente como lo he hecho yo. Y se que no voy a poder concentrarme en las clases que me quedan.

Sin darme cuenta estoy delante del espejo del baño con Marina al teléfono y acabando de prepararme para ir al cine.
-Oye, ¿y que le has dicho a tu madre?-Marina sabe perfectamente que a mi madre no le hace gracia eso de que quede con chicos a solas, yo no suelo mentirle en estos casos pero esta vez era diferente.
-Le he dicho que Ali y Andreu también vienen. ¿Crees que debo llevar el pelo suelto o con tupé?
-No lo sé, oye Laura, ten cuidado.
-¿Cuidado con qué?-Le pregunto mientras voy probando como me quedaría el flequillo a un lado, luego al otro y luego encima.
-No sé, ya sabes como te pones con estos temas.
-¡Pero si fuiste tú la que me dijo que le conociera mejor!-Ahora miro al teléfono, con cara de cabreo, como si mi amiga realmente estuviera aquí.
-Ya pero… olvídalo.-Marina suspira y yo vuelvo a mirarme al espejo.
-Bueno ya te contare como ha ido.-Le digo, prefiero despedirme ahora que seguir discutiendo con ella.
-Vale.-Cuelgo y me miro.
-Definitivamente suelto y a los lados.

Estoy delante de la zona de cines del centro comercial, ya está empezando a anochecer y faltan quince minutos para que empiece la película, Jesper aún no ha llegado. La verdad es que espero que no me de plantón, no hemos hablado desde que me envió aquella nota, y anteriormente tampoco es que hayamos tenido mucho contacto.
-Perdón por llegar tarde.-Oigo una voz a mis espaldas y me giro. Obviamente es Jesper quien se encuentra junto a mí, viste unos vaqueros oscuros con una camiseta blanca de manga corta y por encima lleva un abrigo gris de corte británico, está increíble.-Para compensártelo pago yo las entradas.
-No tienes porque.-Le digo en un tono seguro mientras me abre la puerta y entramos. Él se detiene y sonríe.
-Insisto.-Entonces asiento riendo como una idiota y compramos las entradas y una grande de palomitas, nuestra peli está a punto de empezar, así que nos damos prisa y entramos en la sala.
La película es un asco, intenta ser una película de comedia, pero no lo consigue. Jesper se da cuenta, de vez en cuando los dos nos reímos como unos imbéciles aún sabiendo que no tiene gracia, yo reprimo el impulso de hacer la típica maniobra de película romántica en la que el chico y la chica se rozan las manos cuando van a coger palomitas.
-Reconócelo, la peli ha sido una mierda.-Me dice Jesper mientras salimos, fuera ya es noche cerrada y nos vamos a sentar en una pared de la terraza desde la que se ve el mar.
-Vale, sí.-Reconozco, Jesper se ríe y mira por encima de mi hombro.
-Pero lo he pasado bien.
-Sí, yo también.-Bajo la mirada hacia mis manos, con un cierto rubor en las mejillas.
Jesper estira la mano para colocarla en una de las mías, observo su piel pálida, a conjunto con la mía, algo difícil por que normalmente todo el mundo en mi ciudad está más moreno que yo. Sus dedos juguetean con los míos, rozándolos uno a uno, levanto la vista y le miro, él clava sus ojos en los míos y suspira.
-Es tarde-se levanta y yo le imito- tengo que irme, ¿necesitas que te lleve?
-No, puedo volver sola.- Jesper asiente, sonríe y me da un ligero beso en la mejilla antes de irse. Yo me quedo quieta un par de segundos más, como una idiota, pero da igual. Me sostengo la mano en el lugar donde me ha dado el beso mientras pienso, ¿cómo pensaba llevarme a casa?

Al día siguiente me despierto a las doce de la mañana, mis padres no están, mi hermano tiene torneo así que supongo que estarán todos allí. Esta semana solo tengo un examen el jueves, así que paso de estudiar, me tumbo en el sofá todo el día y miro la tele, de vez en cuando escribo un poco o leo uno o dos capítulos de mi libro.
Deben de ser las cinco de la tarde cuando me conecto al Messenger y no tengo que esperar ni dos segundos a que Jesper me hable.
"Hola." Sonrío para mis adentros y le saludo también, estoy a punto de preguntarle como está cuando me dice: "Oye, ¿dónde vives?" La pregunta me hace dudar, ya que no entiendo por qué le interesa, finalmente decido contestar. En cuanto lo hago, la respuesta es instantánea. "De acuerdo, en diez minutos paso a buscarte." Y se desconecta.
Me cuesta un par de minutos reaccionar, después me miro, estoy en pijama, con el pelo enmarañado y la cara hecha un desastre, así que me levanto y rápidamente me visto con lo primero que encuentro: mis vaqueros pitillo favoritos, una camiseta de tiras blancas, una americana azul marino y mis converse blancas. Después me peino y me lavo la cara en un intento por activar la circulación y que parezca que tiene mejor aspecto. Y como un reloj, justo cuando acabo de atarme los cordones de los zapatos, Jesper llama al interfono.
Una vez he bajado lo veo allí de pie, con unos vaqueros parecidos a los de anoche, una chaqueta negra y un casco en cada mano, y tras él, una Ducati, me quedo boquiabierta al verla, así es como planeaba llevarme a casa.
Me tiende un casco y yo dudo, ir en moto es peligroso y más con un casi-extraño, pero Jesper me sonríe y me pone el casco.
-Vamos, solo es una forma de compensarte por lo mala que fue la peli de anoche.-Yo sonrío y me abrocho el casco, subiendo a la parte de atrás de su moto.-Agárrate.- Yo obedezco y rodeo su cintura con mi brazos, nunca había ido en moto, y menos con un chico como él.
Atravesamos la ciudad en poco tiempo, no tengo ni idea de a donde me lleva, pero me siento bien aquí sentada, agarrada a él y con el viento revolviendo mi cabello. Finalmente llegamos una extensión de campo lejos de la ciudad.
-Ven, vamos a sentarnos. He estado aquí un par de veces, no pasa nadie, es el sitio más tranquilo que te puedas encontrar.-Me dice mientras me quita el casco y tira de mí hacia la extensión de césped.
-Es muy bonito, la verdad es que nunca había estado aquí.-Le contesto mirando a mi alrededor. Después ambos nos sentamos bajo un enorme árbol, Jesper me agarra y me rodea entre sus brazos y yo no puedo evitar no ruborizarme, empieza a quedarme claro que no solo somos amigos.No quedamos así varios minutos, hablando de chorradas o simplemente sin hablar.
-¿Conociste a Xisco?-Alzo la cabeza y le miro, con l apalabra “¿Cómo lo sabes?” inscrita en el rostro.-Me enteré.
-No.-Digo, tratando de no mirarle a los ojos.-Murió antes de que yo llegara.- Me encojo de hombros, como si no tuviera importancia.
-Ali estaba muy unida a él, ¿verdad?
-Según tengo entendido sí, bastante.
-Pero con Andreu se llevaba mal, ¿no?-No puedo evitar preguntarme como se ha enterado de eso en tan poco tiempo, yo se que Andreu no se llevaba bien con mi hermano, pero me enteré no hace mucho, y el solo llevaba un par de meses en el instituto.
-Sí, me contaron que es el que peor lo pasó cuando él murió, después de Ali, claro.
-¿Por qué?-Ambos miramos a lo lejos donde se puede ver a un avión descendiendo lentamente hacia el suelo.
-Pues no lo sé, supongo que porque no pudo llegar a llevarse bien con él o algo así.
-Eso no tiene mucho sentido.-Dice Jesper.
-Ya, bueno no lo sé, es solo una suposición.-Me acomodo en su pecho.-En cualquiera caso no quiero hablar de eso ahora.-Y es verdad, en ese momento no quiero hablar de mi hermano, de lo que le ocurrió, solo quiero vivir el momento.
-Es verdad, mejor no hablemos.-Levanto el rostro y sonrío, Jesper agarra mi mentón entre sus dedos índice y pulgar y me mira a los ojos, hasta que lentamente los cierra, y sus labios rozan los míos. Primero de forma suave, y poco a poco van ganando intensidad, su respiración se acelera y él me estrecha más fuerte entre sus brazos.
-Jesper-le detengo-me gustaría que nadie en la clase se enterase de esto.
-Claro.-Él asiente y agarra mi rostro entre sus manos.-No se lo diré a nadie.-Me da otro beso rápido.-Está empezando a hacerse de noche, deberíamos irnos.-Me coge de la mano y me levanta.
-Oh, cinco minutos más.
-Oh no, no quiero que tus padres piensen que te han secuestrado y envíen una partida de búsqueda a buscarte.-Río con ganas y dejo que me coloque el casco.
El trayecto de vuelta se me hace más corto que el trayecto de ida, la verdad pensaba que eso solo pasaba en los libros, pero no. Al llegar a mi portal me bajo de la moto y compruebo que no haya ningún vecino merodeando por ahí.
-Te veo mañana.-Me dice Jesper, yo asiento y le quito el caso para besarle, él sonríe y yo me giro para entrar en el portal.

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