Secretos a Gritos- Capítulo 7

Al día siguiente Ali se ofreció a acompañarme a comprar unos vaquero nuevos, ya que los míos habían acabado en la basura gracias a Mari, quien había experimentado con ellos cortándolos con sus tijeras en la hora de matemáticas.
Hemos quedado en la parada del autobús y ambas escuchamos nuestros respectivos Ipods mientras esperamos.
-¿Entonces Jesper irá a cenar a tu casa?-Me dice, mientras yo bajo el volumen de la música.
-Sí, el sábado que viene.
-Parece casi como de película, ¿no?-Ambas nos reímos y yo asiento.
-La verdad es que sí, y tus padres, ¿que pensaron de lo de Andreu?
-Bueno, ellos ya lo conocían, así que lo tenía fácil, al principio me resistí un poco a contárselo, pero al final me decidí, y no me salió del todo mal.-Se encone de hombros.-Además, a ellos les basta con que no me haga daño.
-Igual que los míos.-Digo.
-Tranquila, Jesper no te hará daño.
-¿Y tu como lo sabes?-Le digo mientras me río y alzo las cejas.
-Por que Jesper está amenazado de muerte y de tortura después de la muerte su eso ocurre.-Asegura, alzando el mentón, orgullosa. No puedo evitar no sonreír.
El bus llega y ambas nos levantamos a la vez, entramos en el bus y nos sentamos una frente a la otra, extrañamente no hay nadie por la calle.
-Con estos cambios tan bruscos de temperatura es normal que la gente no quiera ni salir de casa.-Comenta Ali.
Pero el centro comercial está lleno de gente, aunque  gracias a Dios no soy de esas personas a la que les entusiasma las compras, así que entramos en una tienda que a ambas nos gusta, me pruebo un solo par de pantalones y curiosamente acierto, bueno Ali también a tenido que ver.
-Que increíbles somos-dice Ali-en menos de media hora hemos comprado tus vaqueros, el regalo de Ana y este 7up que sabe a... ni siquiera puedo compararon con nada de los asqueroso que está.
-Pues dame otro trago.-Le digo mientras estiro el brazo y agarro la lata verde.-Oye, ¿qué te parece si alquilamos unas pelos y vamos a mi casa?
-Mmm... bueno vale.
Tardamos más en elegir las películas que en comprar todo lo que necesitábamos. Finalmente alquilamos una sobre gimnastas que no resulto estar tan mal como pensábamos.
-Bueno, me voy a casa.-La película ya ha acabado y al día siguiente ambas debemos estudiar.
-Vale, te veo el lunes.
Esa misma noche llamo a Jesper y hablamos alrededor de hora y media.
-Espero que tengas las llamadas gratis.-Le digo entre risas.
-Todas y cada una de ellas-me contesta-por cierto, ¿puedo ir a verte bailar la semana que viene?
-¿Qué?-Digo, atónita.
-Que si puedo ir a verte bailar la semana que viene.-Dice entre risas.
-Eso si quieres seguir viéndome después de la cena del sábado.
-Vamos, no creo que vaya a ser tan malo.
-Pues espero que conserves tu fe.
-Bueno, entonces, ¿puedo ir o no?-Dice, volviendo al tema de antes.
-Claro que puedes venir.-Aunque en mi interior estoy rezando para que esa clase se cancele.
La semana transcurre tranquila sin nada digno de mención, bueno salvo por que en la clase de biología del miércoles casi nos echan de clase por reírnos de una frase que el profesor repetía constantemente: "Las olas mueren plácidamente" es una estupidez de frase, pero es la clase de frase que puede hacernos reír a Ali y a mí durante una hora entera.
Finalmente llega el sábado, todo en casa está preparado y yo estoy con los nervios a flor de piel, en teoría todo irá de perlas, en teoría.
Suena el timbre, empieza la fiesta.