Secretos a Gritos-Capítulo 5

Capítulo 5
Abro la puerta, aún sonriendo como una boba y sin llegar a creerme lo que acaba de pasar hace unos cuantos minutos.
-¿Laura?-Mi padre sale ha recibirme a la entrada, ya en pijama, miro el reloj, son las nueve y media pasadas.-¿Dónde estabas?
-Yo…-pienso en algo rápido.-Ali me llamó para ir a dar una vuelta por ahí, ¿no habéis recibido mi mensaje?
-No.-Se encoge de hombros y vuelve a la cocina para sentarse a la mesa. Mis padres nunca han tenido preocupaciones en cuanto a confianza en lo que a sus hijos respecta, hago una mueca al caer en que es la segunda vez que miento respecto a lo de Jesper.
-¡Laura ven a cenar!-Sin más demoras resoplo, entro en la cocina y me siento a lado de mi padre mientras mi madre me pone un plato de chuleta delante.-¿Has hecho todos los deberes?
-Sí.-Miento de nuevo, ya se los copiaré mañana a alguien.

Entro en clase a toda prisa a sabiendas de que llego unos quince minutos antes y el corazón me da un vuelco en cuanto veo a Jesper sentado en mi silla hablando animadamente con Mari. En cuanto me ve junto a la mesa sonríe y se pone en pie mientras recoge su mochila del suelo y se la cuelga al hombro.
-Buenos días Laura.-No puedo evitar que la respiración se me corte al tenerlo tan cerca y con sus ojos azul cielo clavados fijamente en los míos.
-Buenos días.-Jesper pasa por mi lado y me aprieta la mano con disimulo, en cuanto la suelta me giro y le digo:-Jesper,-él se gira y me mira, aún sonriendo-¿podrías prestarme los deberes? Ayer no tuve tiempo de hacerlos.-Alzo las cejas y su sonrisa se amplia.
-¡Claro!-Saca de su mochila un par de apuntes y me los da.-Aquí tienes.
-Gracias.-Jesper me guiña un ojo antes de darse la vuelta y dirigirse hacia su silla.
-¡Uy! ¿Que ha sido eso?-Mari alza las cejas de un modo exagerado mientras muerde la tapa de su boli.
-¿Que ha sido el que?-Le respondo, sabiendo exactamente a lo que se refiere y por tanto intentando esconder mi rostro ruborizado detrás de la cortina de mi pelo dorado mientras copio los deberes de la primera hora.
-Pues ya sabes ese guiño de ojo y ese coqueteo.-Ahora alza las cejas intermitentemente y abre mucho los ojos.
-Venga ya Mari, no seas ridícula.-Y justo cuando mi compañera de mesa va ha replicar aparece mi salvación.
-¡Buenos días Ali! ¿Cómo estás? ¡Pues muy bien Laura, gracias por preguntar!-Me mira con cara de circunstancia y yo me río con ganas mientras me levanto para abrazarla.-¡Ahora no me vengas haciendo la pelota!-Niega con la cabeza aunque sé que está de broma.-En fin, dejando de lado las presentaciones, ¿qué hiciste el fin de semana?
-Nada interesante.-Me encojo de hombros mientras miro a Jesper de reojo, está hablando de algo al parecer interesante con Andreu, hasta que nota el peso de mi mirada, me mira, me sonríe en la distancia y vuelve a su conversación. Pero Ali, tan ágil como siempre, la caza al vuelo.
-Ya, claro…-Y antes de que pueda replicarle suena el timbre y como si hubiera estado esperando en el umbral de la puerta la profesora de matemáticas entra en el aula para dar paso a la clase.
Logaritmos, no los entiendo ni los entenderé nunca, las matemáticas nu.nca han sido mi fuerte, siempre he sido más de letras o de ciencias, es decir, de lo que se puede empollar, la lógica no es lo mío. Miro la pizarra embobada mientras pienso en la tarde del día anterior, no puedo evitar que mi mente vague por aquel campo tan verde, los labios rosados de Jesper, la forma en que me miraba, en la que pronunciaba mi nombre…Laura…
-Laura…¡Laura!-Pego un bote en mi silla mientras el sonido de la voz de la profesora y de las risas de mis compañeros me devuelve al aula, donde veo montones de números sin sentido en la pizarra, el rostro molesto de la maestra y todas las caras de los alumnos vueltas hacia mí.
-Lo siento, no estaba escuchando.-Intento no volver la mirada hacia la izquierda mientras me sonrojo.
-No, si ya se ve.-La profesora se vuelve de nuevo hacia la pizarra para seguir escribiendo números y fórmulas que no me dicen nada y poco a poco las risitas van disminuyendo. Aunque en el resto de la clase soy incapaz de volver a mirar al pupitre de Jesper.
En el patio, mientras le doy mordiscos a mi bocadillo en las escaleras del instituto, Ali me asalta tan pronto como nos quedamos solas.
-Vale, dime que está pasando.-Obviamente, y como ella ya sabe, me hago la loca.
-¿A qué te refieres?- Miro mi bocadillo como si hubiera algo demasiado interesante como para perdérmelo en él.
-Venga ya Laura, ¿primero no me saludas y ahora me ocultas cosas?,¿qué pasa es que ahora acumulas puntos?-Me río por que se que esta es la forma que tiene Ali de decirme: "Cuéntamelo o huye".-Además, ambas sabemos que no vas a poder ocultar lo de Jesper mucho más tiempo.-Me mira con los labios fruncidos y las cejas alzadas, y entonces se que estoy perdida.
-Vale, ¿cómo te has enterado?-Me giro en el pequeño escalón para encararme a ella y doy por perdido el hecho de que mi bocadillo pueda tener algo más interesante que la conversación.
-Por favor Laura, no me chupo el dedo. No había más que ver como se te escapaba la mirada hacia su mesa, por no mencionar el pequeño incidente de la clase de matemáticas, tenías una cara de lerda impresionante-siento una vergüenza enorme tan pronto como lo menciona-y, bueno, como te miraba él es otro tema.
Y en este momento no solo siento vergüenza si no que noto como el rubor empieza a teñir mis cachetes de color rojo, y por una vez desde que la conozco, Ali no se da cuenta.
-Y… otra cosa más.-La miro mientras me devano los sesos intentando caer en la cuenta de por que más se puede haber percatado y de paso le doy otro mordisco a mi bocadillo, no llego a ninguna conclusión.-Andreu me lo contó en la segunda hora.
Me atragantó con el trozo de pan que estaba a punto de tragar y toso varias veces a la vez que le pregunto con la mirada cómo narices se ha enterado Andreu.
-Según él Jesper se lo contó nada más empezar la clase.-Ali me mira a sabiendas de que si no se lo he contado a ella es por que no quiero que nadie, y con nadie quiero decir NADIE, se entere de lo que pasó.-Vale, no debería habértelo dicho…
-No,no, me alegro de que me lo hayas dicho-Ali se percata de mi semblante serio y se acerca más a mi.-Idiota.
-Te gusta de verdad.-Miro hacia otro lado y se que no es una pregunta.

Durante tres días intento no acercarme a Jesper, no mirarle y no conectarme al Messenger. Y es que las veces que me busca con los ojos me cuesta lo inimaginable apartar la vista de su dulce rostro, pero en cuanto consigo recordar la conversación con Ali consigo borrarlo de mi plano visual en cero coma.
Transcurre la semana y me mantengo ocupada haciendo los deberes y estudiando, intentando no pensar en Jesper, manteniendo el ordenador sin batería y el cargador bajo llave.
Acabo la semana sin más incidentes y ahora me limito a mirar por la ventana mientras mi padre aparca el coche en el parking del restaurante dónde se va ha celebrar el banquete de la comunión a la misa de la cual he tenido que asistir por pura obligación. Al entrar observo lo elegante que es todo, los decorados, las mesas, los arreglos florales, ¡hasta las pajitas de las bebidas parecen de diseño!
Me siento en una mesa redonda, como todas las demás, durante la comida junto con otras cuatro chicas que parecen tener más o menos mi edad. Intento entablar conversación con ellas, pero las cuatro son igual de aburridas de modo que desisto y en cuanto me acabo el segundo plato me embobo pensando en Jesper. No consigo entender como puede haber roto su promesa justo un día después de hacerla, ¡no ha podido ni aguantar veinticuatro horas! Y es entonces cuando me fijo en el salón de enfrente, al otro lado de la piscina, veo a un montón de gente con traje y corbata y mujeres con vestidos ajustados y elegantes, y no puedo evitar fijarme en una figura esbelta con una mata de pelo rubio ligeramente alborotado, y se me corta la respiración.
Jesper está al otro lado de la parcela, ahí mismo, rodeado de gente adulta, puedo distinguir sus ojos azules en la distancia y su semblante serio, antes de que él pueda reconocerme centro toda mi atención en las gotas que resbalan por el vaso de mi refresco.
Tan pronto como acabo las fresas con nata me disculpo y abandono esa aburrida mesa. En el exterior hace calor, sobretodo teniendo en cuenta que todo mi vestido es negro y que estamos en pleno noviembre.
No puedo evitar mirar hacia el otro salón y sentirme mal al ver que Jesper no está ahí, a continuación me fijo en un pequeño bosquecillo situado a unos cuantos metros de las dos salas del restaurante. Me encamino hacia allí y a la mitad del recorrido me quito los zapatos de tacón y los dejo caer a mis espaldas mientras noto como la tierra húmeda roza las plantas de mis pies, el tacto frío y la humedad del ambiente me hacen sonreír cuando ya me he adentrado un poco en la espesa maleza me apoyo en un árbol, sin miedo a estropear el vestido, y cierro los ojos, dejando volar mi mente.
-Hola.-Una voz tímida procedente de detrás de un árbol me sobresalta y me hace abrir los ojos a la vez que me reincorporo, intentando encontrar la fuente de sonido.-Tranquila, soy yo.
Jesper camina hacia mí, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón azul marino, lleva la camisa blanca arremangada por los codos y por fuera de los pantalones, sus ojos reflejan tanta tristeza que se me rompe el corazón. Por suerte consigo reaccionar al cabo de pocos segundos.
-Qué quieres.-Le digo, cruzándome de brazos y mirando hacia otro lado, mientras que por el rabillo del ojo veo como Jesper da otro paso hacia mí.
-Estoy en una comida familiar.-Alzo el mentón y mantengo la mirada fija en una hoja de un árbol cercano.-Y…quería hablar contigo.
-¿Sabías que estaba aquí?-Tan pronto como giro la cabeza y lo miro se que no he debido hacerlo.
-Sí, te vi justo cuando ibas a entrar en el salón y cuando estaba intentado encontrar la manera de entrar te vi salir y te seguí hasta aquí.-Da otro paso más, por un momento pienso en retroceder, pero me lo pienso y me quedo donde estoy.-Necesitaba hablar contigo, sé que estás molesta por que se lo conté a Andreu, por que rompí mi promesa.-No necesito preguntar para saber como se ha enterado.-Pero debes saber que no lo hice, Andreu prácticamente lo adivinó, y yo… me sentía mal por ocultarle cosas, ya que fue él el que me ayudó a conocerte mejor…-Lo miro con más interés.
-¿Que?-Jesper dibuja una media sonrisa en su rostro.
-Andreu no me invitó por que sí a su fiesta de Halloween, y tampoco acabé durmiendo a tu lado por mera casualidad.-Baja la mirada al suelo y le da patadas a una piedra invisible.-Llamaste mi curiosidad desde el día que llegue a clase.-Levanta la mirada.-No me preguntes por que, pero fue así, quería conocerte y al parecer tu no parecías muy dispuesta hacer lo mismo, así que busqué los medios para entrar en tu vida.
Da otro paso hasta que su rostro solo está a escasos centímetros del mío, noto su aliento fresco en mis mejillas, sus brazos apoyados contra el árbol rozando mi cuerpo y su respiración acelerada contra mi pecho cuando me dice:
-Lo siento Laura,-baja la mirada de nuevo, hasta sus pies-lo siento de verdad, he roto tu confianza. Se que nos conocemos desde hace poco, que de hecho aún estamos empezando a conocernos, pero-levanta la mirada de nuevo, hasta mis ojos-ahora mismo no soy capaz de explicarte con palabras todo lo que significas para mí.-Y entonces, cuando miro en su interior y se que es sincero, se que soy suya de nuevo.
Dejo que me envuelva con sus brazos y que roce sus suaves labios con los míos. Jesper me aprieta contra su pecho firme y me acerca más a él, no puedo evitar recorrer la curva de su clavícula con las yemas de mis dedos mientras siento que a partir de ahora todo va a cambiar.